¡Es el momento de pasar de los compromisos a la acción!
En septiembre de 2015, los 193 Estados Miembros de las Naciones Unidas adoptaron por consenso la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un compromiso global para enfrentar los desafíos pendientes que dejaban los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 8, referido al tema de trabajo decente, incluye la meta 8.7, que busca “adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas modernas de esclavitud y la trata de seres humanos y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, a más tardar en 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas”.
¿Por qué es fundamental erradicar el trabajo infantil para lograr el desarrollo sostenible?
Alcanzar muchas de las metas establecidas en la Agenda 2030 dependerá del éxito que se tenga en la reducción del trabajo infantil, pues avances relacionados con la mejora de la educación, la reducción de la pobreza, la igualdad o la vida sana y el bienestar, encuentran serios obstáculos en la vinculación laboral prematura de niños, niñas y adolescentes y en especial cuando realizan actividades peligrosas o son víctimas de delitos.
Enfocar la acción en familias con niños, niñas y adolescentes en riesgo o en situación de trabajo infantil será garantía de avance en otras metas conexas, pues se acompañará a una generación mejor educada, más saludable, con mejores capacidades para el trabajo, menos probabilidades de caer en la pobreza y probablemente mucho más consciente y comprometida con el cuidado del planeta.
Existen 8,2 millones de razones que nos impulsan y comprometen a lograr, de manera conjunta, la primera generación libre de trabajo infantil.